viernes, 29 de junio de 2012

Las luciérnagas

Llantos de flores marchitas
amarillas y violetas.
Cantos de nanas antiguas
en los labios de una vieja.
Literalmente se quejan
los asnos en la pradera.
¿Para qué con rebuznos
sino con palabras tiernas?
Todos sufrimos
de la misma manera.
Brujas deformes que silban
a lo lejos en la ventolera.
A todas partes se van
y en todas partes se quedan.
Lanzando sus conjuros al aire
marchitan las flores y los labios de las viejas.
-¿Por qué lloran los asnos,
madre, en la noche queda?
-Porque la muerte nos ronda,
y la envidia, y la pereza.
Y de entre las flores del campo
desterramos a las luciérnagas.

Juan Francisco Varela