miércoles, 10 de octubre de 2012

El ciervo enfermo

Yacía un ciervo enfermo en una esquina de su terreno de pastos.

Llegaron entonces sus amigos en gran número a preguntar por su salud, y mientras hablaban, cada visitante mordisqueaba parte del pasto del ciervo.
Al final, el pobre ciervo murió, no por su enfermedad sino porque  ya no tenía de donde comer.


Moraleja:

Más vale estar solo que mal acompañado.

Esopo