miércoles, 13 de octubre de 2010

Nocturno muy obscuro

La noche inmensa no resuena, estalla
como un bramido colosal, retumba
con un tremendo estruendo de batalla
que saliera de adentro de una tumba.
Fué un pedazo de espanto que restalla
o una convicción que se derrumba,
una doncella a quien violó un canalla
y una montura en una catacumba.
Calla con un lenguaje de volcanes,
como si un escuadrón de capitanes
galopara en caballos de basalto.
Porque el silencio es tan infinito
tan espantoso y grande como un grito
que cae degollado desde lo alto.

Pablo de Rokha